En este diario de viajes compartiré algunas de mis vivencias sobre los diferentes lugares en los que he vivido: Madrid, Londres, Montevideo, Harbin y ahora Moscú. Cuando hable de alguien no pondré su nombre, si alguna vez patino confío en que me disculpéis. En la medida de lo posible y de que me apetezca, trataré de que el título o algunas palabras de cada entrada estén relacionados con diversos aspectos musicales y contengan enlaces para que podáis escuchar canciones. Espero que os entretenga.

¿Dónde estabas tú?

Sé que se trata de una pregunta muy manida por programas nostálgicos y recopilatorios de canciones de antaño, pero en esta ocasión la traigo a colación porque, a pesar de que me fastidió perderme el cumpleaños de mi osteópata epistolar, tuve el honor de acudir a la boda de una de mis grandes amigas italianas.

Aunque sólo nos conocimos durante medio curso universitario que vino a estudiar a Madrid, como nos caímos muy bien mantuvimos un contacto medianamente constante a lo largo de los años. Un tiempo después ella me ayudó cuando atravesé una de mis épocas complicadas y al año siguiente yo hice lo propio, vivencias conjuntas que nos unieron más aún.

Sabía que convivía felizmente con uno de sus compatriotas, que casualmente es mi tocayo, pero a primeros de septiembre me sorprendió al anunciarme que se casaban el 11-11-11 a las 11:11, un momento imposible tanto de olvidar como de repetir. Sin embargo, me dejó realmente patidifuso cuando me pidió que fuera uno de los dos únicos testigos de la boda: il testimone!

El cielo italiano estuvo agradablemente despejado todos los días.

Ese mismo fin de semana tenía previsto ejercer de anfitrión con dos de mis más allegados, con lo cual tuve que hacer encaje de bolillos para estar en todas las salsas. De este modo, el miércoles la aerolínea de la lira me trasladó hasta la localidad umbra en la que residen para disfrutar de los momentos previos al enlace y someterme a una auténtica inmersión lingüística nativa.

El primer día me presentaron a sus padres, una pareja encantadora, además de al afortunado. Entre otras cosas, volví a recorrer algunos de los rincones de la ciudad y asistí a una representación teatral, un monólogo espectacular de la novia. A pesar de ser en italiano me enteré de casi todo... y me emocionó comprobar lo estupendísima actriz que es. Dove stai, capitanooo?

Una de las muchas críticas favorables que cosechó.

Al día siguiente me reencontré con sus antiguas compañeras de piso, me presentaron al resto de su familia y formé parte del típico exilio que realiza el novio la noche previa al enlace. Me enseñó el pueblo en el que estudió, tuvimos ocasión de conocernos mejor y nos pegamos un buen homenaje gastronómico para celebrarlo. Tras realizar algunos preparativos del evento dormimos en casa de sus padres, una pareja entrañable.

¡Llegó el día! Mientras nos vestíamos aparecieron sus amigos y le acribillaron a fotos. Nos trasladamos a la pequeña localidad en la que se ofició la ceremonia y todos me acogieron de manera maravillosa. La verdad es que fue perfecto y, según me han comentado, sono rimasto nel cuore di tutti, ¡y ellos en el mio! Entre eso y que me olvidé el pijama tendré que regresar.

El ramo de novia estuvo compuesto de rosas y peperoncini, ¡precioso!

Por culpa de mi horario apretado me tuve que marchar antes de tiempo. Besos, abrazos y parabienes de despedida, taxi, tren a La Ciudad Eterna y encuentro fugaz con mi antigua vecchia vicina. Sorprendentemente, la carretera estaba expedita y llegamos al aeropuerto sin apuros. Me quité el traje, malcomí un bocadillo, dormí algo en el avión y aterricé a tiempo para recibir a uno de los padres más cariñosos que conozco y a El Koala Negro.

4 comentarios:

  1. No me quedaré sin ir una boda a la italiana, aparte de divertido tiene que ser muy romántico.
    :)

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  2. ¡Te lo recomiendo vivamente! En mi caso no he entrado en detalles, pero resultó muy romántica y emotiva.

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  3. Menudo mostacho frijolero-cabron!!!

    Se te echa de menos pelón...

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  4. Tranquilo, sólo lo inmortalicé, pero no lo calzo.

    Yo también echo mucho de menos nuestras charlas, chascarrillos, patxis y demás. ¡Disfrutad mucho el sábado!

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