También gracias a ellos, mi infancia estuvo trufada de las maquinitas de la compañía japonesa que funcionaban con pila de botón. ¡La de veces que habré ayudado al gorila a sortear cocodrilos o al ratón más famoso del mundo a recoger huevos!
El necesario Load "" enter que te sumergía en mundos nuevos me pilló demasiado joven, con lo cual me limitaba a mirar cómo jugaba uno de mis hermanos y fantaseaba sobre cómo escapar de un campo de concentración o convertirme en un elfo, una valkiria, un mago o un guerrero para encontrar la salida.
A primeros de los 90 convencí a mis padres para que me compraran la primera consola portátil con cartuchos intercambiables, que exprimí a conciencia y supuso mi primer contacto con uno de mis héroes favoritos. Aún en mi tardía juventud atenuaba mis melopeas uniendo las píldoras que recetaba su personaje más famoso, reconvertido a doctor.
Posteriormente, en la capital irlandesa me quedé prendado de los salones recreativos y conocí lo que luego me enteré que era la primera parte del mejor juego de lucha de todos los tiempos: que levante la mano quien haya exclamado alguna vez "Hadoooken!" sin venir a cuento. También gané Copas de Europa con mi Atleti, soñando que algún día les vería obtener un título continental...
Ejemplo de salón recreativo actual, que visité recientemente. |
Unos años después entré por la puerta grande de los ordenadores personales ganando uno de ellos en un concurso de televisión: existe un vídeo al respecto, pero nunca lo he visto. A partir de entonces busqué muchas minas, descubrí nuevas cilivizaciones y hasta gestioné equipos de fútbol gracias al saber hacer de un conocido periodista deportivo y sus hermanos.
A medida que me hice mayor las máquinas recreativas también evolucionaron, pero a peor, ya que aumentaron su dificultad y olvidaron la idea inicial de simple to learn, difficult to master, con lo cual para mí perdieron gran parte de su atractivo. De todos modos, cada vez que veo uno de estos lugares entro a cotillear, por si me encuentro con alguna reliquia que me motive.
Hace poco vi este juego de aviones y me eché una partidita. |
He escrito esta larga introducción para intentar que, quien me lea, entienda la emoción que sentí hace unos meses al asistir con dos recientes amigos a un concierto de la London Philharmonic Orchestra, que interpretó la banda sonora de alguno de los grandes éxitos de la banda sonora de mi vida lúdica.
Programa del evento. |
¡Música y videojuegos combinados! ¡Y en el Royal Festival Hall! A todos los asistentes se nos pusieron los pelos como escarpias, en especial con los temas de mi compositor nipón favorito, admiración que comparte un reconocidísimo bajista zurdo con el que no sólo quisiera tener esto en común. En definitiva, otra experiencia inolvidable que me llevaré de esta isla.
Pincha aquí para escuchar un tema que te levantará del asiento. |