En este diario de viajes compartiré algunas de mis vivencias sobre los diferentes lugares en los que he vivido: Madrid, Londres, Montevideo, Harbin y ahora Moscú. Cuando hable de alguien no pondré su nombre, si alguna vez patino confío en que me disculpéis. En la medida de lo posible y de que me apetezca, trataré de que el título o algunas palabras de cada entrada estén relacionados con diversos aspectos musicales y contengan enlaces para que podáis escuchar canciones. Espero que os entretenga.

Vergüenza española

En ruso, la expresión vergüenza española (испанский стыд) equivale a la vergüenza ajena de nuestro idioma. Eso es lo que sentí ayer cuando asistí a nuestra derrota contra la anfitriona en su estadio principal, más por el rendimiento y la imagen de impotencia que ofrecimos que por el marcador.

Vi el partido en un bar rodeado de nativos a los que el resultado final dio una gran alegría, con razón: celebraron cada vez que pasaban del centro del campo, resistieron sin tantos apuros como algunos habían previsto y vencieron. Posteriormente, me di un paseo por el centro, me crucé con personas exultantes y me alegré de su felicidad.


En particular, el desenlace no me sorprendió demasiado y ya se lo había comentado a quienes me pedían un pronóstico previo. No presté toda la atención que hubiera deseado a los tres partidos de la fase de grupos, pero me tocó escribir las incidencias de España-Portugal e Irán-España y, como cualquiera que mirara el juego sin fanatismo, me di cuenta de lo que se confirmó ayer.

Mi combinado nacional demostró que tiene pocas ideas ofensivas y escasa firmeza defensiva. Falló en todas las líneas, casi cada vez que le dispararon a puerta recibió un tanto y ayer ni siquiera fue capaz de marcar un gol propio. En definitiva, muchos jugadores ofrecieron un rendimiento mucho menor del que acostumbran, como bien explica alguien que sabe mucho más que yo.

Vamos, que se volvió a confirmar que los partidos no se ganan por presunto favoritismo. Ahora, confío en que se vuelva a valorar en su justa medida ese ciclo  que comenzó con Zapatones y trajo los triunfos de 2008, 2010 y 2012. Nunca debemos olvidar que, cuando éramos pequeños, España ni siquiera aparecía en los videojuegos de fútbol.

Personalmente, soy mucho más del Glorioso, como demuestra el hecho de que gritara más un gol del Cacha contra el equipo que nunca camina solo que el iniestazo. De hecho, me emocioné mucho más anteayer con la Celeste que ayer con la selección española, por obvios motivos futbolísticos y sentimentales. En cualqueir caso, ¡qué bonito es el fútbol!